La última vez que me has puesto los cuernos ibas de estreno. Yo mismo te había hecho el regalo. Te había pagado un macho negro para que te lo follaras y una pulsera con el símbolo cornudo de la Q y la Reina de Picas. Era nuestro aniversario y había que celebrarlo. Eso me dijiste. Y lo celebramos. Fue nuestro tercer aniversario cornudo desde que hace tres años nos casamos y me pusiste los cuernos en la noche de bodas.
Desde entonces jamás he follado contigo, me he acostumbrado a gozar viendo como tú gozas y me he convertido en una puta sumisa sissi que viste uniforme de doncella y limpia la casa, a cuatro patas, mientras tú follas en nuestro dormitorio y me haces cornudo. A veces me acerco a cuatro patas a la puerta de la habitación para oírte gemir y suspirar de placer.
Y comprobar que gozas al hacerme cornudo, porque tú disfrutas como loca humillándome y yo siendo humillado. Tú haciéndome cornudo sumiso y yo comportándome como tal. Por eso cuando te has corrido, me he alejado un poco porque sé que vas a llamarme para que te limpie con mi lengua el coño y le coma la polla a tu macho. Y para traeros luego las bebidas y seguir limpiando la casa, a cuatro patas, mientras tú follas y me haces cornudo. Gracias por hacerme cornudo, te he dicho una vez más mientras limpiaba el suelo. Aunque tú no me has oído, porque ya estabas otra vez suspirando, gimiendo de placer y corriéndote como una loca.
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